Allá por el año 1995, la marca BMW quiso optar a su parte del pastel en el segmento de los Roadster. Su respuesta fue el BMW Z3, vehículo que reportó un gran éxito a la marca y cuya estética se amaba y se odiaba a partes iguales. Pero un grupo de ingenieros, bajo la consigna de la deportividad que caracteriza a la marca, decidió en secreto trabajar sobre la base del Z3 cabrio. Estaban convencidos de que aprovechando la mayor parte de piezas del cabrio podrían aumentar la rigidez y sus prestaciones manteniendo la estética del modelo.
Afortunadamente ¡lo consiguieron! y el grupo de ingenieros liderado por Burkhard Göschel trató de convencer al Consejo de Administración de la marca con su prototipo.
Puesto que compartía plataforma y el 90% de sus componentes con su hermano cabrio, el coste de fabricación sufría un incremento apenas apreciable. El consejo cedió y al nuevo modelo, con el apelativo Coupé, se le dio luz verde.
Su presentación se produjo en el Salón de Frankfurt en 1997, numerosas críticas sobre su diseño Shooting break pusieron en tela de juicio su lanzamiento, la prensa llegó a llamarlo “zapato de payaso” o “furgoneta de pan”. A pesar de todo ello en 1998 entró en producción.
Pese a haber tenido una aceptación decente, entre 1998 y 2002 continuó la producción del modelo, 3.292 unidades vendidas. Actualmente, el modelo BMW Z3 M Coupé se ha convertido en todo un youngtimer, buscado por coleccionistas y con un valor superior al de su hermano cabrio.
Podríamos decir que fue un modelo que se adelantó a su tiempo, o que sirvió de base para el Serie 1. Lo cierto es que era un biplaza con carácter y una marcada personalidad, sin olvidar un rendimiento excelente.
A diferencia de su hermano, el coupé fue producido con los motores 2.8i y 3.0i, los 6 en línea estrella de la marca. Más tarde se introdujo la versión M equipada, con el motor heredado de la serie 3, 3.2 litros y 325 caballos.
A día de hoy, el coupé con sus líneas atemporales no pasa de moda. Al producirse poco más de tres mil unidades, su imagen no está tan desgastada como la de su hermano y sigue llamando la atención 20 años después de su entrada en producción.
Sin duda, dos décadas después ya es un vehículo buscado por coleccionistas del que no tenemos ninguna duda que en un futuro cercano pasará al olimpo de los coches clásicos.